5. Las ciudades medievales


5.2. La nueva sociedad bajomedieval


El renacer de las ciudades medievales

Las ciudades medievales se ubicaban próximas a vías de comunicación, como antiguas calzadas romanas. Se situaban en un territorio que abasteciera las necesidades de sus habitantes: buenas tierras para el cultivo y el pastoreo, abundante agua (ríos, fuentes y acuíferos), bosques para obtener madera, canteras para proveerse de piedra y minas para extraer sal y minerales. Las ciudades medievales estaban completamente rodeadas por murallas, que se iban ampliando a medida que la ciudad crecía. El interior del recinto amurallado era muy abigarrado e irregular.

El espacio urbano comenzaba con la concentración del poder en una plaza céntrica, donde se situaban los edificios más importantes: el ayuntamiento, el mercado, la lonja y la catedral. Los nobles y los monarcas construyeron lujosos palacios junto a los centros urbanos. La mayor parte del espacio del recinto amurallado lo ocupaban las viviendas con patios y huertos, pero también había hospitales, escuelas, hospederías, iglesias y conventos. Las casas se agrupaban por barrios según la procedencia, la religión (judería, morería) o su actividad artesanal (gremios[1]). 

Las calles eran estrechas, sucias, poco y mal empedradas, sin aceras y la mayoría no tenía alcantarillado. La poca higiene urbana y la proliferación de las pulgas y las ratas favorecían la difusión de enfermedades (cólera, tifus, peste…). Fuera de la cuidad fueron creciendo arrabales[2]. También surgían monasterios, dando origen a pequeños núcleos de población.



[1]Los gremios son corporaciones laborales formada por personas que realizan la misma profesión o actividad artesanal. Son asociaciones que estaban regidas por unas normas y que establecían una jerarquía laboral: peones, oficiales y maestros; además de normas, calidades, subvenciones, pensiones y precios.

[2]Barrios extramuros, es decir, fuera de las murallas de la ciudad que ocupaba gente humilde cuando ya no quedaba espacio dentro de los muros.

La transformación de la sociedad: la burguesía y otros grupos sociales

El crecimiento de las ciudades transformó la organización de la sociedad feudal. En las ciudades vivían muchas personas dedicadas al trabajo artesanal y al comercio, que no dependían de los señores feudales, la burguesía. La base de su riqueza era el dinero que cobraba por la venta de sus productos que generaba unos beneficios. La burguesía se dividía según su riqueza: la alta burguesía, formada por grandes comerciantes y banqueros; y la pequeña burguesía, que incluía a los maestros artesanos y los pequeños comerciantes.

Además de los burgueses, en las ciudades medievales vivían nobleseclesiásticos, que fijaban su residencia en palacios, conventos e iglesias, atraídos por la riqueza y actividad de la ciudad. También había multitud de gente humilde, como artesanos, criados, gentes sin oficio y mendigos. Por último, solían asentarse minorías, como los judíos, que vivían en comunidades independientes conocidas como las juderías; y los musulmanes en la península Ibérica, que vivían en las morerías, ambos eran barrios segregados del resto, con murallas y normas propias.

El gobierno de las ciudades

            En su inicio, las ciudades formaron asambleas de todos los vecinos para organizar su gobierno. Posteriormente se eligieron magistrados (concejales) que administraban las finanzas, el orden y la justicia, dirigidos por un alcalde. Con el tiempo, el gobierno de las ciudades fue quedando en manos de las familias más ricas de comerciantes y banqueros, que constituyeron un grupo privilegiado, el patriciado urbano.