5. Las ciudades medievales


5.4. La Europa bajomedieval


El poder de los reyes: el ascenso de la burguesía y el nacimiento de las Cortes

A partir de finales del siglo XIII, las monarquías europeas, con el apoyo de la burguesía, empezaron a reforzar su poder. Intentaron imponerse a la nobleza feudal y construir monarquías nacionales, pero esta situación, en el contexto de la crisis de los siglos XIV-XV, dio origen a guerras entre los monarcas europeos.

A partir del siglo XII, los monarcas aprovecharon el crecimiento económico y el auge de la burguesía para imponer su autoridad sobre la nobleza feudal y garantizar la unidad y la estabilidad de su territorio. Los monarcas necesitaban dinero para pagar ejércitos y nuevo armamento. La burguesía era cada vez más rica y les podía ofrecer ayuda económica a cambio de protección y privilegios. Así, les ofrecieron libertad personal, les dieron privilegios y monopolios comerciales, permisos para abrir mercados y garantías y seguridad para circular por todo el reino para desarrollar su actividad comercial por caminos, mares y ciudades. Pero querían hacer sus propias leyes, elegir los jueces y tener su propio gobierno local. A cambio del apoyo y los privilegios reales, los burgueses facilitaron a los monarcas recursos económicos para luchar contra los nobles e imponer su autoridad.

Las reuniones del Consejo o Corte Real estaban presididas por el rey y se reunían los representantes de la nobleza y del clero, se aceptó la presencia de los representantes de la burguesía. Las reuniones del rey con los tres estamentos (nobleza, clero y burguesía) reciberon el nombre de Cortes o parlamentos. Al convocar a la burguesía, el rey reconocía la importancia de este estamento en la sociedad medieval pero, sobre todo, pedirle aportaciones en metálico, los subsidios. El monarca debía satisfacer las peticiones y escuchar las quejas de los burgueses antes de recibir los subsidios.

La crisis del siglo XIV: la Peste Negra

 

Desde principios del siglo XIV se produjo en Europa una crisis agraria. El aumento de población había hecho que se cultivaran tierras poco productivas, que dejaron de tener rendimientos. Además, los cambios climatológicos dieron lugar a una sucesión de malas cosechas (periodo muy lluvioso y más frío entre el siglo XIV y el siglo XIX que hacía que el trigo no madurara por la humedad tan alta). El resultado fue que la producción de trigo y otros cereales disminuyó mucho y el hambre se expandió por todo el continente. Hay que sumar en 1348 una gravísima epidemia de Peste Negra que provocó una enorme mortalidad en toda Europa, llegando a reducirse la población entre el 35% y el 40% (Europa pasó de 75 millones a 45 millones de habitantes). Por último, las guerras entre las monarquías europeas por afianzar su poder dieron origen a saqueos, muerte y destrucción. El resultado fue una crisis generalizada del sistema feudal, que anunciaba los cambios que se producirían en la Edad Moderna.