Roma

El Imperio romano: 27 a.C.- 476 d.C.

El gobierno imperial

Tras la muerte de César, su hijo adoptivo Octavio venció a sus rivales en una guerra civil. En el 27 a.C., el Senado le otorgó el título de Augusto, que significa "elegido por los dioses".

Augusto concentró todos los poderes e inauguró un nuevo sistema de gobierno: el Imperio. Él convocaba al Senado, reunía los comicios, nombraba a los magistrados y dictaba todas las leyes (edictos) del Imperio.

También fue nombrado jefe del ejército, con el título de emperador, y gran pontífice, convirtiéndose en la primera autoridad religiosa.

Las instituciones republicanas, como el Senado, los magistrados y los comicios, continuaron existiendo, pero fueron desposeídos de sus funciones. En principio, el título de emperador no era hereditario, pero la mayoría de emperadores se sucedieron de padre a hijo.

Una etapa de prosperidad (siglos I-II d.C.)

A lo largo de los siglos I y II d.C., el Imperio alcanzó su máxima expansión. En este periodo, conocido como la pax romana, apenas hubo guerras exteriores. Fue también una época de prosperidad económica y esto ayudó a que tampoco hubiera graves conflictos sociales.

La paz, la seguridad, la prosperidad económica y una impresionante red de calzadas, que abarcaba todo el Imperio, permitieron la difusión del modo de vida y de la lengua romana (el latín) por todo el Imperio.

La unificación e integración de todos los habitantes del Imperio se completó con su equiparación jurídica cuando, en el año 212, el emperador Caracalla concedió la ciudadanía romana a todos los habitantes del Imperio.

¿Qué fue la pax romana?

Durante 200 años, el Imperio romano controló una enorme extensión de tierras y mantuvo en relativa paz todo el territorio.

Un poderoso ejército protegía las fronteras (limes) de las incursiones de los pueblos bárbaros (extranjeros) levantando murallas y fortificaciones.

 

Asimismo, se fundaron ciudades, se protegió el comercio y se fue integrando a las poblaciones en la cultura romana.

El control del territorio

Los territorios que se incorporaron al Imperio se organizaron en provincias, dirigidas por un gobernador, ayudado por funcionarios. Estos eran los encargados de recaudar los impuestos, necesarios para mantener el Estado romano.

Para gobernar un territorio tan inmenso era necesaria una administración que hiciera cumplir las órdenes del emperador, recaudara los impuestos, previniera las revueltas, etc.

Los gobernadores de las provincias podían ser nombrados por el Senado o directamente por el emperador.

La prosperidad comercial

Los romanos trazaron una impresionante red de calzadas que abarcaba todo el Imperio y permitía una fácil comunicación.

La facilidad de comunicaciones favoreció el crecimiento de las ciudades, el incremento de la producción agrícola y artesana, y la fluidez del comercio.



El culto imperial

Al morir Augusto se proclamó su divinidad y se organizó el culto imperial. Los emperadores se convirtieron a partir de entonces en dioses a los que se de bía rendir culto.

Los romanos podían practicar diversas religiones, como ya estudiamos, y creer en distintos dioses, pero el culto imperial se convirtió en obligatorio. Era la forma de demostrar la fidelidad a Roma y la obediencia a sus autoridades.


La concesión de la ciudadanía

Otorgo, [pues], a todos cuantos se hallen en el orbe, la ciudadanía romana, sin que quede nadie sin una ciudadanía.

En efecto, conviene que todos no solo contribuyan en todo lo demás, sino que participen también de la victoria.

Y esta constitución nuestra manifiesta la grandeza del pueblo romano.

Edicto de Caracalla, 212 d.C.





U13-4.