2. Al-Ándalus


2.1. La expansión del Islam


Mahoma terminó con la conquista de la la península Arábiga. Sus seguidores, los musulmanes, en nombre de la nueva religión islámica, se lanzaron a la conquista de nuevos territorios, extendiendo la nueva fe desde la India hasta el océano Atlántico. Llegaron a cruzar el estrecho de Gibraltar y alcanzaron la Península Ibérica. Entre 711 y 718, el Reino Visigodo de Toledo sucumbió a los ejércitos musulmanes y la Península fue conquistada casi por completo y añadida al Imperio islámico con el nombre de Al-Ándalus. En estas líneas vamos a tratar de aclarar las dudas sobre la expansión del Islam en sus inicios desde Arabia y su forma de organización.


La expansión del Islam (622-846)

A la muerte de Mahoma (632), la nueva religión predicada por él, el Islam, era mayoritario entre los árabes. Los creyentes tenían un jefe religioso, el Califa, que además tenía autoridad política y militar.

Los musulmanes aprovecharon la debilidad de los reinos e imperios vecinos para expandirse por la región. En esto juega un papel importante la "yihad" la obligación de difundir su nueva religión. La expansión tuvo las siguientes fases:

 

  • Siglo VII. Se enfrentan al Imperio bizantino y conquistan Siria y Egipto.
  • Siglo VIII. Asedian Constantinopla sin conquistarla. Llegan al río Indo y conquistan la mayor parte de la Península Ibérica (711).
  • Siglo IX. Se expanden por el Sur de Egipto (Nubia) y ocupan Sicilia (831), además de hacer incursiones en la Península Itálica (846).

La organización del Califato

A lo largo de la Edad Media, el gobierno y la organización del Imperio islámico pasó por diferentes etapas:

 

  • Los cuatro primeros califas ortodoxos: Abu Bakr, Umar, Utmán y Alí (632-661). Conocieron en vida a Mahoma y fueron elegidos por estar muy próximos al profeta. Sin embargo, la forma de elección generó una división entre la comunidad musulmana (chiitas y sunitas)

  • La dinastía Omeya (661-750), procedía de Siria y se hizo con el poder. Instaló la capital en Damasco y realizó la gran expansión del Islam en la que, entre otros territorios, se conquistó la Península Ibérica.

  • La dinastía Abasida (750-1258) derrotó a los Omeyas y trasladó la capital a Bagdad. Durante este periodo algunas provincias (Al-Ándalus, Egipto y Marruecos) se independizaron del poder de Bagdad.

  • Después, el Imperio quedó en manos de los turcos otomanos que conquistaron Constantinopla en 1453, lo que marcaría el fin de la Edad Media.

El esplendor económico y cultural

El árabe se convirtió en la lengua oficial del Imperio y en los territorios conquistados. Aunque eran tolerantes con las otras religiones, las ventajas económicas y sociales de que gozaban los musulmanes favorecieron la islamización de la mayoría de la población, entre otras la posibilidad de no pagar impuestos que establecía la Sunna.

Se fundaron nuevas ciudades en el Imperio se llenó como Samarkanda, El Cairo o Kairuán. Las nuevas y antiguas ciudades islámicas competían en la creación de escuelas (maqsura)bibliotecas y centros de traductores. Estos centros conservaron los conocimientos de la Antigüedad y pusieron en cotacto este saber occidental con las ciencias de Extremo Oriente. Las ciudades musulmanas se conviritieron en grandes centros políticos, religiosos, económicos y culturales.

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Vídeo LCH


Mapa

En algo más de un siglo, el mundo musulmán se había convertido en un gran Imperio, que abarcaba culturas y religiones muy diversas.

El Imperio islámico dominó el comercio entre Oriente y Occidente. Navegantes musulmanes controlaron el Mediterráneo y sus caravanas terrestres se adentraron por Asia Central, llegando hasta China.


Actualidad

La división de los seguidores de Mahoma, los musulmanes, es antigua, y se remonta a los primeros momentos del Islam. En la actualidad, aún se dividen entre dos grandes tendencias, y alguna nueva que ha aparecido.

Los chiítas que defienden que el califa debe ser un descendiente directo de Mahoma.

Los sunitas, se basan en el Corán y en la Sunna (tradición) y creen que el califa debe ser elegido entre los mejores creyentes.